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Las dianas de la señora Ribera

El mundo del ecologismo, el buenismo y el mascotismo, ha recibido el nombramiento de Teresa Ribera como titular de Transición Energética y Medio Ambiente con gran algarabía de tambores y trompetas. Distintas ONG´s relacionadas con la defensa del medio ambiente han jaleado, halagado y ensalzado su figura y su trayectoria, aunque los parabienes más encendidos le han llegado del socio de su jefe de filas, Unidas Podemos: “Teresa Ribera es una persona solvente con una trayectoria relevante en la lucha contra el cambio climático”. No obstante, algunos le recuerdan, pero solo a modo de amable regañina, que en su debe tiene la firma de la Declaración de Impacto Ambiental que dio luz verde al almacén de gas Castor, cuando era secretaria de Estado en el último Gobierno de Zapatero.

Aquel “pequeño borrón”, como lo califican sus aduladores, hay que recordar que provocó cerca de mil terremotos en el norte de Castellón y obligó al Estado a cesar su actividad y posteriormente a indemnizar a la empresa propietaria, la constructora ACS. Además aquel “pequeño borrón” del almacén de gas Castor le costó al erario público la “insignificante” cantidad de 1.350 millones de euros, que con los intereses provocados por el aplazamiento del pago a treinta años, asciende a 2.419 millones. ¿”Pequeño borrón”, desconocimiento o irresponsabilidad?

Para nosotros en su debe tiene, además del desaguisado de Castor, otro agravio también de mucho calado, social y empresarial, por haber provocado un daño irreparable al estigmatizar al combustible diesel: “El diesel tiene los días contados”, en lugar de haber dicho “los vehículos con motores Diesel obsoletos, deberían tener los días contados”. Hoy, lo saben los expertos, los nuevos motores diesel contaminan menos que los de gasolina.

Con semejante bagaje nos encontramos con que la señora Ribera, desde su nueva responsabilidad en el gobierno recién estrenado, vuelve a poner su diana en el diesel, en la caza y en el mundo de los toros, y aquí nos duele doblemente por ser nuestra pasión y… la de cinco millones de personas más que acudieron la pasada temporada a los palenques taurinos. ¡No queda otra que estar ojo avizor!