Ha llegado al toreo casi por sorpresa, sin hacer ruido; ni tampoco avalado por grandes triunfos en sus tiempos de novillero con caballos. Nada que ver con aquellos novilleros, más antes que ahora, que cuando llegaban a la alternativa ya estaban en boca de todo el mundo y las figuras lo miraban de reojo sin perder detalle alguno de sus pasos. Y es que aunque Ismael Martín era conocido en su zona lo cierto es que la mayoría desconocía quién era y ahora, a golpe de triunfo, toda la afición van encontrándose con este nuevo matador. Con un torbellino. Un torero con frescura, hambre de triunfo y en cuanto lo anuncian arrasa gracias a un capote variado, con la espectacularidad en banderillas -en este tercio parece más valenciano o portugués que salmantino-, arrebatador muletero y contundente matador, todo ello con tranquilidad y naturalidad, sin forzar jamás, siendo dueño total de la situación.
Aunque suizo de nacimiento, hijo de la emigración, como tantos otros –Yiyo fue otro ejemplo de estos-, pronto regresa su familia a Cantalpino, localidad salmantina de la que es originaria e Ismael descubrió el mundo del toro para apuntarse a la Escuela Taurina de la capital en la que se formó. Allí, con discreción y empapándose de todas las enseñanzas, siempre en un segundo plano, fue curtiéndose y luchando para encontrar un sitio en la vida, porque incluso enseguida se desmarcó como banderillero, algo poco habitual entre los toreros de la tierra charra. Además, Ismael, junto a sus magníficas condiciones físicas suma la espectacular contundencia en una suerte que además la va a abrir paso en muchos carteles, además de algo muy importante -que es la rémora para tantos toreros- como un espada contundente que le amarra los triunfos.
Tomó la alternativa en la pasada feria de Burgos, justo cuando el verano abría el telón y los calores de la época secaban los trigos de Castilla. Desde entonces ha sido un no parar y cada tarde que se ha vestido de luces una nueva sorpresa para abrirse paso a golpe de triunfos. A poner a todos de acuerdo gracias a su entrega y también a su buen hacer, sin dejar indiferente a nadie, ni a profesionales, ni a aficionados, quienes han empezado a apuntar el nombre de Ismael en sus agendas para seguirlo el próximo año. Porque este muchacho, con mirada tímida y cara de bachiller, que ha llegado prácticamente por sorpresa ha puesto la guinda en este final de temporada hasta el punto que en 2025, va a ser uno de los nombres jóvenes más relevantes. Porque de momento sus apoderados, Nacho Matilla y Ángel Manuel Castro, quienes también son un ejemplo de eficacia y gestión, sabedores que en sus manos hay un tesoro tienen por delante estos meses invernales para planificarle un gran año. Por Ismael Martín, desde el silencio y prácticamente por sorpresa, se ha convertido en el último nombre propio de la campaña que acaba de escribir su réquiem.