Preguntas en muchos despachos y silencio, solo resuena el eco de la inactividad. Eso, en una situación que exige programar para salir de esta atonía tiene un muy mal pronóstico: como nos ocupen la silla en las agendas festivas, adiós, no las recuperamos. En estas circunstancias más que nunca, no lo olviden, programar es invertir en futuro.