En la historia del toreo, la denominada “guerrilla” fue cuando Manuel Benítez “El Cordobés” y Palomo Linares, junto a sus respectivos apoderados, Paco Ruiz y Eduardo Lozano, decidieron no tomar parte durante la temporada de 1969 en festejo alguno organizado por los grandes empresarios. Su determinación consistió en actuar y llenar hasta los topes los cosos de segunda y tercera, y hasta montar un coso portátil donde hiciera falta, evitando las plazas de los mandamases. Así actuaron juntos sesenta y cinco tardes.
Pues bien, el 12 de febrero de 1995 se celebró en Martos (Jaén) un interesante mano a mano entre Sebastián Palomo Linares y Manuel Díaz “El Cordobés”. Se lidiaron seis toros de Ramón Sánchez, de buen juego en general, cortando el veterano diestro de Linares seis orejas y un rabo, mientras que El Cordobés paseó seis orejas y dos rabos. Ambos diestros habían compartido cartel el 4 de febrero en la localidad de Alcalá de Guadaira para conceder la alternativa a Adolfo de los Reyes. El apoderado de El Cordobés, el “Comandante” Dorado parecía en esas fechas reverdecer viejos laureles con la nostalgia de la guerrilla, acartelando en los carteles al nuevo Cordobés, que reaparecía tras su accidente en el ascensor de la Feria de Agosto en Málaga con Palomo Linares, que había reaparecido en 1993.
Un día antes, el otro integrante de la “guerrilla”, Manuel Benítez “El Cordobés”, volvía a actuar en público casi una década después de su última comparecencia, y tras varios intentos fallidos de volver a los ruedos, en un festival celebrado en la localidad de Ubrique (Cádiz). Tal y como informaba nuestro compañero Luis Ortega: “Bueno y noble el novillo de Torrestrella que abrió plaza, al que Manuel Benítez lo toreó de capote con un estilo muy clásico. Con la muleta fue en ocasiones el ciclón de Palma del Río, y en otras, la muñeca privilegiada. Le cortó los máximos trofeos. Su segundo novillo, de Fermín Bohórquez, no sirvió y Benítez abrevió. Jesulín logró con el gran novillo Quitahojas ligarle doce lances de salida sin mover un centímetro sus votos toreros. Con la muleta aquello fue de no poder contarlo sin imágenes. Hacerle más cosas a un toro con la muleta es imposible. Con su segundo, del hierro de Manolo González, lo fue domando y le formó un auténtico lío. Los máximos trofeos los habría cortado en cualquier plaza de primera. El rejoneador Fermín Bohórquez actúo en quinto y sexto lugar, logrando una actuación perfecta colocando rejones y banderillas con un temple casi impensable a caballo”.
Esta prueba sirvió para El Benítez para reaparecer de luces en el mes de abril de ese mismo año.
Tal como aparecía en una publicidad de nuestro semanario, Ayer fue la guerrilla, hoy es la Revolución, enganche publicitario con el sello propio de un genio del apoderamiento: el recordado Paco “el Comandante Dorado”, fallecido la semana pasada.