Cuando los veías andar por la calle, todavía se advertía que en lontananza se acercaba un torero. Parecía como que hubiera detenido el tiempo por su porte elegante, por su expresivo carisma, reflejo inequívoco de lo que fue en el ruedo durante mucho tiempo. Glorias, muchas; zozobras, varias; tristeza, alguna. Pero, por encima de todo,…