Hace algunos días, Leonardo Hernández Narváez consiguió su décima puerta grande en Madrid. Sueño muy difícil de hacer realidad, pero posible cuando se dispone de una tauromaquia como la suya. Tauromaquia que, a medida que va siendo más personal y madura, va aproximándose al concepto del toreo puro y sin fisuras que gustan los buenos aficionados.
- “Intento aproximarme a la perfección. Busco embrocar de manera más ajustada e imprimir temple, sin olvidar la ligazón, el ritmo, la naturalidad y la limpieza”
- “Me entusiasma la clase y torería de Enamorado. Es increíble que un caballo tan joven asuma tanta responsabilidad, no le afecte el ambiente, y resuelva con seguridad”
- “El toreo a caballo con mayúsculas exige pureza y calidad por encima de todo. Se pueden introducir innovaciones, pero la esencia debe existir”
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