Asume que los resultados obtenidos en Sevilla y en Madrid le dejaron parado y le decepcionaron. Dos meses sin contratos, se antoja un periodo largo que sirvió para apuntalar su convicción y buscar la fórmula de salir a flote. Un indulto en Cantalejo y las orejas que cortó en Barcelona y Albacete, fueron una llamada de atención para la profesión y para sí mismo. Como él mismo dice: “Para gritar que hay torero”
– “Tenía asumido que tenía que dar un aldabonazo en Madrid o Sevilla para poder torear y no pasó así”
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