Morante de la Puebla se ha sincerado sobre la enfermedad mental que sufre en una entrevista publicada este domingo en ABC de Sevilla y que le obligó a cortar la temporada pasada. El torero se ecuentra desde hace varios meses en Portugal, en Marinha Grande, en casa de los padres de su íntimo amigo y apoderado Pedro Marqués, donde poco a poco se recupera de esta dura enfermedad y desde donde prepara esta temporada 2025. Allí en Portugal está siendo tratado por el especialista Antonio Sampayo.
Morante confiesa que sufre “un trastorno disociativo que, sinceramente, casi no tiene explicación. Es una enfermedad muy compleja, muy triste y muy dolorosa”. A ese trastorno, diagnosticado desde que tenía veintidós años, se le sumó hace un par de años un cuadro depresivo mayor que fue lo que motivó su empeoramiento.
Al igual que entonces, Morante se está sometiendo a una terapia de electroshocks que le provoca una amnesia transitoria que le ha borrado el recuerdo de algunos de los más célebres momentos de su vida, como la faena histórica del rabo en Sevilla. Una terapia agresiva con el objetivo de volver cuanto antes a los ruedos. “Podría estar esperando más tiempo con otro tipo de tratamiento pero tenía confianza en éste, aunque fuera más agresivo. Creí que era el más rápido y, para la temporada, el tiempo mandaba”, confiesa el torero.
El diestro sevillano asegura que su crisis depresiva fue haciendo mella en su vida y su carrera, lo que obligó a parar en más de una ocasión. “Me fui viniendo abajo hasta el punto de que ya era imposible. Era un sufrimiento y un llanto diario. Perdía toda la ilusión que se debe de tener para ponerte delante de un toro y de un público. Fuimos de un médico a otro hasta que no me quedó más remedio que cortar la temporada”.
Hasta el momento lleva dieciocho sesiones de electroshocks con anestesia general y la consecuente pérdida de memoria. El profesor Antonio Sampayo, que lo está tratando, dice que la memoria volverá en dos meses.
A CORAZÓN ABIERTO
El diestro habla a corazón abierto de sus preocupaciones a raíz de este duro golpe. “Me atormenta enloquecer”, confiesa. Incluso se sincera sobre un trágico final. “He pensado en la muerte como alivio, pero no me lo puedo permitir: tengo una familia y una responsabilidad. No me puedo permitir esos pensamientos que, sin duda, he tenido muy cerquita”.
La intención de Morante es recuperar al hombre y al torero. Todavía le queda mucho por decir a esta grandiosa figura del toreo. “Quiero perfeccionar mi tauromaquia, mi arte. Ésa es mi intención”.