“Duerme, pequeño, duerme en tu primer amanecer. A pesar de sentir el frío de la mañana en tu pellejo limpio por tu madre, los calostros te mantendrán caliente por dentro. Siente el viento. Escucha los graznidos de las grajillas y el reburdear de los sementales que esperan impaciente su momento. Llena de aire tus pulmones…