La Revolera

Oración y cierre

Paco Mora
viernes 21 de marzo de 2014

La Feria de Fallas de 2014 ha acabado, pero las siluetas de los mejores todavía se perfilan en el recuerdo de todos los buenos aficionados y de los espectadores con sensibilidad para detectar la belleza allí donde se encuentre…

Las Fallas “simonianas” de hogaño pasarán a la historia del toreo como las más completas y exitosas de los últimos años. En lo artístico y en lo económico. El empresario-productor había apostado fuerte y ahora, los que siempre se guardan la mejor carta en la manga por falta de valor para jugarla quizás digan. “¡Claro, así cualquiera!” Pero es que el “a cojón visto macho es”, en el negocio taurino no sirve de mucho. Aquí hay que apostar. Esta es una Fiesta en la que hay que jugársela hasta en los despachos. Porque todo está en el aire hasta que chirría el cerrojo de la plaza en la medianoche del último día de feria.

En la “fartà” que ha puesto punto final al serial, el máximo triunfador en cuanto a trofeos ha sido Julián López “El Juli”, y por ello ha abandonado la plaza de Monleón en hombros. Pero la tarde ha dado mucho más de sí. La gran novedad ha sido sin duda Juan Serrano “Finito de Córdoba”. Qué ironía, ¿verdad? Pues miren por dónde, después de tantos años de alternativa, en muchos de los cuales se le ha negado el pan y la sal, su inclusión en la corrida de “los tres tenores” sirvió para demostrar que es el clásico con más profundidad, arte y sabiduría que le queda al toreo. Hoy ha repetido en sustitución de Ponce –maldita la pena negra-y la evidencia de su toreo repleto de naturalidad, temple, cadencia y esa gracia inconsútil que no se puede comprar en Carrefour, ha estallado en todo su esplendor, entendida por un público entregado a la emoción de la belleza estética y la calidad torera.

Morante, con su toreo alado lleno de gracia como el Ave María y Manzanares, cual épico capitán de los tercios de Flandes, pleno de valor y sentido poético de la tauromaquia, también han dejado su huella de grandes del toreo en el ruedo. La parquedad y carencia de sensibilidad presidencial para la concesión de trofeos, ha quedado compensada por el entusiasmo de la gran afición valenciana. La Feria de Fallas de 2014 ha acabado, pero las siluetas de los mejores todavía se perfilan en el recuerdo de todos los buenos aficionados y de los espectadores con capacidad para emocionarse con el arte y para detectar la belleza allí donde se encuentre.

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