Picante cárdeno

Posee una historia rica y fecunda, pero ha sido en los últimos tiempos, y con una simiente adquirida hace poco más de una década, cuando la ganadería de Pallarés ha cobrado auge en las plazas de más rango y con los aficionados de pedigrí. El sector más exigente de la afición capitalina le dio su bendición en los desafíos ganaderos otoñales y, en Illescas, también a final de temporada, los tres matadores salieron en hombros tras comprobar de primera mano la bravura selecta de estas reses, que se han convertido en uno de los referentes de la sangre de Santa Coloma.

- “Sale bueno pero cuesta mucho trabajo venderlo. Los toreros cuando les ponen el micrófono abogan por la variedad de encastes pero a la hora de la verdad no se refleja en que luego te los lidien”

- “A Madrid cuesta muchísimo trabajo acudir, y para poder hacerlo buscamos seleccionar animales que tengan cara, para paliar su cuerpo, que es sensiblemente más recortado que el de otras estirpes”

- “Lo de Santa Coloma prefiero lidiarlo de cinqueños porque, al ser un toro más “medianito”, cuesta más trabajo rematarlo y meterlo en kilos. Es solo por el trapío, porque siendo bravo da lo mismo lidiarlo de cuatreño que de cinqueño”

- “La próxima vez que lidie en Las Ventas me gustaría que fuese una corrida completa, tiene uno más oportunidad. Hay más número de cabezas y tienes más probabilidad de que te salga un toro bueno. Si el público disfruta, nosotros siempre estaremos contentos”

- “Curro Díaz, por ejemplo, me dijo que era lo mejor que había toreado en el campo. Que habían galopado, algo que nunca suele hacer este encaste. Es que aquí los bravos también galopan”

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