Enrique Ponce y Daniel Luque han paseado una oreja cada uno de un festejo marcado por la mansedumbre y falta de raza de los toros de Samuel Flores. Por su parte, Rubén Pinar resultó silenciado.
Una oreja paseó Ponce del cuarto, un toro que no valió pero ante el que se inventó una faena de la nada. El valenciano, con ténica, conocimiento y dominio, recetó al toro una serie de naturales que fueron lo más destacado de su labor. Al que abrió plaza lo cuidó, lo mimó y lo sobó, toreando siempre en favor del animal, que embistió siempre con la cara alta y nunca terminó de humillar. No obstante, robó algún muletazo pero sin excesiva brillantez.
El quinto fue el mejor de todo el encierro, el de embestida más clara y con él Daniel Luque cuajó una buena faena por ambos pitones. Tras un quite por verónicas, Luque anduvo muy torero en todo lo que hizo con la muleta. Series extraordinarias, corriendo bien la mano y alargando la embestida del de Samuel. Destacaron varias tandas abrochadas con sensacionales pases de pecho. Mató de estocada y paseó una oreja. En primer lugar se topó con un toro muy soso y sin transmisión ante el que lo intentó en todo momento, pero sin lucimiento.
Por su parte Rubén Pinar pechó con el peor lote. El primero, un toro descastado y sin gracia, poco le dejó hacer. El que cerró plaza fue manso y Pinar se peleó con él tratando de extraer algo pero no obtuvo recompensa.
Albacete, 14 de septiembre. Toros de Samuel Flores, descastados y mansos. Destacó el quinto. ENRIQUE PONCE: Palmas y oreja. DANIEL LUQUE: Palmas y oreja; RUBÉN PINAR: Silencio en ambos. Entrada: Más de tres cuartos.