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Reflexiones de Madrid

Estoy pasando unos días en un pueblo de Madrid, en Miraflores de la Sierra. Me he venido con mi familia a descansar y a desconectar un poquito. Mi gente nunca falla, siempre está ahí, apoyándome, y en momentos como los de ahora los necesito más que nunca…

Este año Madrid me ha hecho daño, sobre todo psicológicamente. Mi segunda tarde fue también muy complicada, con el público a la contra en todo momento y así es muy difícil triunfar. Las cosas no han salido como quería y necesito volver a ponerme el vestido de luces para remontar mi paso por Las Ventas.

Duele oír algunas cosas de ciertos sectores del público. Dicen que no hay que hacer caso a lo que gritan pero yo lo oigo, siento que me faltan al respeto y me duele. Estás delante de un toro que en cualquier momento te puede quitar de en medio y que te digan esas cosas te hace salir tocado.

Soy consciente de que todo se ha puesto ahora un poco más difícil. Hay ferias en las que esperan a que termine San Isidro para rematar los carteles y si no has triunfado lo normal es quedarse fuera. Sinceramente, no creo que haya retrocedido, pero sí pienso que me he quedado en el mismo sitio que estaba, que no he subido ningún peldaño, y eso, en esta profesión, en la que la clave es no dejar de crecer, no es bueno. Me había preparado al cien por cien y cuando ves que todo el sacrificio no ha servido para que salgan bien las cosas, sales un poco derrotado.

De todos modos, lo que hay que hacer ahora es sobreponerse. Todavía quedan muchas ferias por delante para arreglar esto. Por delante tengo el día 24 un festejo en las Islas Azores, adonde vuelvo tras gustar mucho el año pasado; y el 26 voy a Alicante, donde el año pasado cuajé una de mis faenas más importantes. Luego llegará Pamplona, donde sale un toro más grande que el de Madrid; Santander y Valencia, que son dos ferias también muy importantes… vamos que todavía quedan bastantes compromisos para remontar. Espero conseguirlo.