El Club Matador de Madrid acogió este martes la presentación del nuevo libro de Rubén Amón, El fin de la fiesta. Por qué la tauromaquia es un escándalo y hay que salvarla. El periodista expone un controvertido ensayo sobre la realidad de la tauromaquia y su porvenir, manifestando las amenazas ideológicas, culturales y normativas a las que se enfrenta el espectáculo taurino. El acto contó con la presencia de Roberto Domínguez, que hizo de maestro de ceremonia, del periodista Miguel Ángel Aguilar y de Cayetana Álvarez de Toledo, que acompañaron al autor en la puesta de largo de la obra.
Rubén Amón sostiene que los toros necesitan un ejercicio de honradez y de transparencia, añadiendo: “Otra cuestión es que la tauromaquia represente razones suficientes para escandalizar a una sociedad que reniega de la muerte, de los ritos. Una sociedad secularizada y aséptica que se encomienda a héroes accidentales y que abjura de la jerarquía, de la masculinidad y de las manifestaciones creativas extremas. La gran paradoja es que los toros se perciben como un fenómeno rancio y anticuado cuando representan la transgresión y la vanguardia”.
Rubén Amón: “La gran ventaja de la tauromaquia se identifica en su razón de ser embrionaria: la ruptura, la transgresión, la incomodidad que provoca, su capacidad escandalizadora”
Según el autor, la decisión de asistir a los toros pasa por convertirse en un acto de valentía que difiere del comportamiento estipulado de los iconos sociales. Rubén Amón sostiene que, aunque desesperante, la situación actual por la que pasa la tauromaquia no es desesperada. “La minoría aguerrida que se identifica en las libertades y los placeres de la Fiesta está llamada a la movilización y a la reivindicación en una sociedad hostil e infantilizada. La gran ventaja de la tauromaquia se identifica en su razón de ser embrionaria: la ruptura, la transgresión, la incomodidad que provoca, su capacidad escandalizadora”.
CAYETANA ÁLVAREZ DE TOLEDO
Por su parte, Cayetana Álvarez de Toledo construyó un discurso lleno de argumentos en defensa del toreo, apoyándose en algunas ideas fundamentales del libro. “Los toros son un espectáculo para adultos. No en el sentido literal, claro. Pero sí metafórico”, señaló, ahondando: “La nuestra es una sociedad eminentemente hipócrita. Aceptamos la muerte, qué remedio, pero siempre y cuando no la veamos. Sólo hay una cosa que soportamos peor que la exhibición de la muerte humana. La exhibición de la muerte animal. Por ahí no pasamos. La sedación del pobre perro Excalibur durante la crisis del ébola provocó una auténtica sublevación popular. Por no hablar del jolgorio tuitero que causaron las muertes de los toreros Iván Fandiño y Víctor Barrio, que ya entra dentro de la más radical inhumanidad, cuando no directamente en el anti-humanismo. La nuestra es una sociedad Disney. Y los toros la impugnan. La desafían. El aficionado honesto asume la premisa, eminentemente adulta, de que no todo en la vida es mohair, mimos y celofán”.
Cayetana Álvarez de Toledo: “La nuestra es una sociedad Disney. Y los toros la impugnan. La desafían. El aficionado honesto asume la premisa, eminentemente adulta, de que no todo en la vida es mohair, mimos y celofán”
El papel del héroe en la sociedad actual es analizado por Rubén Amón. En este sentido, Álvarez de Toledo, remarca: “El torero es el individuo hecho a sí mismo. El torero es el hombre en la arena. En sentido recto, pero también en sentido metafórico, político, como diría Savater. Es el hombre que no se limita a criticar desde la barrera ni se esconde en el burladero, sino que asume personalmente el riesgo y la responsabilidad. El que no busca atajos ni culpables ajenos ni la sobreprotección de nadie. El que exhibe una valentía inconmensurable. Ante el público más exigente. Frente a un rival noble, a su altura. Ante la sombra de la propia muerte. En este tiempo de impostura, cálculo y cobardía, en este tiempo de victimismos y susceptibilidades a flor de piel, la figura del torero emerge como algo más que un héroe. Es un ejemplo cívico. Un ciudadano ejemplar”.
Cayetana Álvarez de Toledo: “En este tiempo de impostura, cálculo y cobardía, en este tiempo de victimismos y susceptibilidades a flor de piel, la figura del torero emerge como algo más que un héroe. Es un ejemplo cívico. Un ciudadano ejemplar”
El tercer punto que Rubén Amón aborda es la absurda contraposición entre tauromaquia y ecología. “A ver cuánto tardan en exigirnos que pidamos perdón retrospectivo a los animales por el abuso histórico que les hemos infringido. Todos esos bisontes arrastrados hacia la cueva. ¿Y quién será el primer líder mundial en ponerse de rodillas? Y, por cierto, estoy deseando que me expliquen qué obligaciones van a tener los animales en justa correspondencia con sus derechos. Ya se sabe: no hay derechos sin obligaciones. Como camarada de varios perros y un gato, es un asunto que me interesa sobremanera”.
LA GENIAL ANÉCDOTA CON JOAN TARDÀ
En su intervención, Cayetana Álvarez de Toledo relató algunas anécdotas con la tauromaquia de fondo. Una de ellas sucedió en su primera etapa política. “Me asignaron un escaño en una esquina del Grupo Parlamentario junto a Esquerra Republicana de Cataluña. Mi vecino era Joan Tardà. Una tarde, mientras la sesión languidecía, le encontré absorto, leyendo. Miré la cubierta de su libro: “Juan Belmonte, matador de toros”. Sorprendida, le pregunté: “Oye, Joan: ¿cómo es posible que leas esta maravilla que aúna a Belmonte y Chaves Nogales, el torero español y el símbolo de la Tercera España, y luego promuevas desde la tribuna la destrucción de todo lo que uno y otro significan?”.
“Buen libro”, me contestó sin levantar la cabeza”.
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