El pasado 29 de octubre un durísimo golpe sacudió la vida familiar del diestro José Ruiz Muñoz, sobrino nieto de Curro Romero, cuando su esposa Ana quedó sumida en un coma profundo tras debatirse entre la vida y la muerte tres semanas a consecuencia de una doble parada cardiorrespiratoria al dar a luz al pequeño José. Un trance terrible del destino al que se unió una hidrocefalia detectada al recién nacido, que tuvo que ser intervenido un día después del paseíllo de Ruiz Muñoz en Sevilla el último 7 de abril.
Desde entonces, el torero sevillano no ha dejado de cuidar de ambos, compaginando en tan difíciles momentos sus entrenamientos delante del toro con una delicada atención a los suyos. Afirma que tres meses después de Sevilla se vio “hundido completamente” y tuvo que hacer un paréntesis, pero asegura que ha vuelto a coger los trastos y a torear en el campo porque “la fuerza para seguir adelante me la da mi mujer y la fe que nos une”. El traje de luces es transparente. Ruiz Muñoz desvela su historia de superación en APLAUSOS dejando claro que no quiere “despertar lástima” y que lo hace “para que me conozcan mejor como persona, porque al fin y al cabo eso se traduce en el torero”.
-Mucho ánimo, torero. ¿Cómo se encuentran usted y su familia?
-Todo esto nos viene de golpe. Creo que nadie se espera este tipo de circunstancias, pero ahora estamos mucho más asentados, ha pasado el tiempo. Mi mujer ya está en casa, estamos en Almería, con sus padres, y poquito a poco organizándonos y asimilando todo. Trabajando mucho por su recuperación, aunque es complicado, pero nunca se pierde la esperanza.
“Aún hay margen de mejora y dependerá de ella, somos personas de mucha fe y no la perdemos”
-En la carta que ha publicado habla de que el estado de su mujer es irreversible. ¿Cuál es su situación médica actual?
-Su estado actual es un estado de vigilia sin respuesta, conocido coloquialmente como vegetativo. Pero luchamos para que dé un pasito más en la escala del coma, denominada Glasgow, y el siguiente paso sería el de vigilia con respuesta, de semiiconsciencia. Ella va teniendo momentos de consciencia y eso nos alimenta mucho para seguir con esperanza. En este tipo de pacientes lo primero que se pierde es la visión. Ella abre y cierra los ojos pero no termina de enfocar y también hace algunos movimientos de brazos y piernas, que es su forma de manifestarse.
“La fuerza para seguir adelante me la da mi mujer y la fe que nos une”
-¿Los médicos os dan alguna esperanza?
-Los primeros meses son fundamentales. Han pasado ya bastantes, pero los primeros cinco meses ella estuvo en un coma inducido muy fuerte, y no cuentan. Aún hay margen de mejora y va a depender de ella.
-El traje de luces es transparente. ¿Eso le ha llevado a hacer pública esta situación personal tan delicada?
-Aquellos momentos fueron horrorosos. Es un asunto muy personal pero yo soy como torero igual que como persona. Después de Sevilla, afición y profesionales se han volcado conmigo con muchas llamadas desde entonces. Por eso la intención de la carta y de contar la historia es para que la gente se quede tranquila y me conozcan mejor como persona, porque al fin y al cabo eso se traduce en el torero.
“Dios sabe por qué hace las cosas y con el tiempo lo he entendido”
-¿De dónde sacó fuerza para seguir toreando?
-La fuerza para seguir adelante me la da mi mujer y la fe que nos une. Hace poco cumplimos diez años juntos y ella siempre me ha acompañado en mi carrera taurina, pasando muchísimas etapas de incomprensión sin torear y se hacía difícil seguir. Me he querido quitar muchas veces y ella ha sido la que siempre me apoyó diciéndome: “Pepe, sigue adelante, este es tu camino y tu vocación, y tienes que seguir”.
-Además, fue capaz de torear en Sevilla, sabiendo que al día siguiente su hijo iba a ser intervenido de gravedad.
-Fue una locura. No podía creérmelo. Me decía a mi mismo: ¿Cómo puede ser? Por todos los lados… pero Dios sabe por qué hace las cosas y con el tiempo lo he entendido. José nació y se le bajó la inflamación de los ventrículos, es decir, desapareció la hidrocefalia que tenía pero a las dos semanas le aumentó muchísimo y se le tuvo que programar esa operación.
-Afortunadamente su hijo ahora está bien.
-Sí, salió bien la operación gracias a Dios. Tiene que tener una rehabilitación sobre todo para ver cómo va su crecimiento hasta los cuatro años pero por lo demás está genial. Es súper simpático y está grandísimo.
“Tres meses después de Sevilla estaba hundido completamente”
-Habrá sido muy difícil compaginar su profesión con los cuidados familiares.
-Justo cuando Ana dio a luz a José, yo toreaba a las dos semanas en Niebla, y ella estuvo dos meses en la UCI. Compaginar los horarios de UCI, los cuidados de mis dos hijos con los entrenamientos… fue una locura. No sé cómo he sido capaz de llevar eso para adelante. Salió muy bien esa tarde, y me dio mucha moral para seguir entrenando. Tenía Sevilla y aunque delante del toro estas circunstancias tan adversas se ven reflejadas, si no hubiera sido torero, estas circunstancias personales me hubiera costado muchísimo más llevarlas.
-Dice que la tarde de Sevilla le hizo mella.
-Al no darse las cosas, fue un bajón gordo para mí personalmente; los dos primeros días no lo entendía. Soy una persona de mucha fe y pienso que Dios nos habla a través de nuestra vida. Como el invierno y en los festivales se habían dado las cosas genial, iba muy seguro a Sevilla. Ver que los toros no embistieran me afectó mucho personalmente.
“Llevo mes y medio entrenando con la cabeza en el toro: es la manera de solucionar mi vida y la de mi familia”
-Y eso le hizo hacer ese paréntesis.
-Me di cuenta de que debía dedicarme a mi familia, con mi mujer en la UCI. Los entrenamientos me hacían ceder los cuidados a familiares y amigos que sin ellos hubiera sido imposible sacar esta situación adelante. A raíz de Sevilla me centré en mis hijos. Y pensé: no sé cómo he tenido la fuerza esos meses anteriores. Han pasado ya unos meses desde Sevilla y ya empiezo a ver las cosas de otra manera con mi mujer ya en casa y todo asentado.
-Dice también que espera que no pase mucho tiempo en volver a la plaza.
-Lo primero es atender a Ana y los niños, y luego buscar huecos para seguir con la preparación. No he cortado la temporada en ningún momento. Sí hubo tres meses después de Sevilla que estaba hundido completamente y ahora estoy saliendo de esa situación, con otra claridad. Llevo mes y medio entrenando a diario y con la cabeza en el toro, que es la manera de solucionar mi vida y la de mi familia.
-Se sentirá muy agradecido con el mundo del toro.
-Quiero dar las gracias a todos los profesionales y aficionados porque han estado pendientes de mí, los ganaderos y empresarios han entendido las circunstancias y me están apoyando. Les doy las gracias porque en estos momentos tan duros te das cuenta de la cantidad de gente buena que hay. Mi mujer es una gran persona y ahora mismo estamos recogiendo los frutos que ella ha sembrado.