A los del fútbol lo único que les importa es el gol. Aunque sea de penalti injusto y en el último minuto. Les importa el resultado, no el juego. Y basta con la pasión y el marcador. A los del toro no. A los aficionados, y a los críticos, en el toro una oreja, o dos, o incluso una salida a hombros se cuestiona y se critica porque lo que importa es cómo se ha toreado. Nada que ver la nula exigencia de la gente del fútbol con la total exigencia de la gente del toro.
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