OBITUARIO

Se ha ido Carlos Alarcón (CAR)

José Luis Ramírez
lunes 02 de diciembre de 2024

Se ha ido Carlos, con su sombrero, su cámara de fotos y al hombro su guitarra. Desde el túnel del patio de cuadrillas donde tantas veces retrató a los aficionados junto a los toreros, ha salido en dirección a la luz del ruedo que quiero pensar que es el de La Utielana.

Carlos era el amigo que muchos hubieran querido tener y que algunos tuvimos la suerte de disfrutar, en mi caso desde que era niño y me ayudó a acrecentar mi amor por los toros, siempre decía que yo antes de ser periodista ya tenía un fotógrafo. Y tuve con él mucho más que eso.

Se ha ido dejándonos a los suyos en una desolada instantánea de grupo con cara de perplejidad y dolor, porque a pesar de su enfermedad, nunca le vimos un gesto de decaimiento y siempre iba derramando ilusión por nuevos proyectos, desde la organización de una corrida para la feria de Utiel, un viaje para ir a ver toros o un nuevo concierto con su grupo musical Los Brujos. Nos queda la satisfacción de haberle visto siempre disfrutón -a pesar de los pesares-, y dándose un arrimón a la vida y a todo lo que le gustaba, que así era Carlos.

Se ha quedado en su archivo la historia gráfica de la plaza de toros de Utiel a la que quería que yo pusiera texto y que habrá que retomar. Ha dejado un hueco enorme en el burladero de fotógrafos de nuestra plaza, aunque ahora tendrá una nueva y buena perspectiva para plasmar los mejores detalles de una tarde de toros, y el sol de frente no le molestará.

Se ha ido en diciembre, fuera de temporada y época poco propicia para las verbenas al aire libre que tanto disfrutó desde el escenario. Se va dejando, además de su recuerdo, muchas fotografías, siempre de momentos alegres, colgadas en las casas de sus amigos y firmadas con su acrónimo CAR (Carlos Alarcón Ramírez) con el que simulaba la esclavina de un capote.

Carlos, además de fotógrafo, músico y apasionado por los toros, sacaba un rato para vender lotería en su administración de Utiel, y se ha ido dándonos el mejor premio de su trayectoria de lotero: El Gordo de su recuerdo y su amistad. En su relación con él, siempre caía como mínimo una pedrea de humanidad y cariño. Que el albero te sea leve, amigo.

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