Había visto a Olga Casado en una novillada de las escuelas taurinas andaluzas en Villaluenga del Rosario (Cádiz) y la he vuelto a ver en el festival del Palacio Vistalegre a beneficio de los damnificados por la riada de Valencia, y si buena impresión me causó la primera vez, que aunque toreó muy bien no estuvo tan acertada con la espada, en Madrid mejoró aquella buena impresión, y además mató a su novillo de un gran estocada.
He visto a todas las mujeres que se han vestido de luces en España desde el año 1950 y siendo sincero ninguna antes me había trasmitido las sensaciones que me trasmite la torera Olga Casado. Tiene planta de torero, parece un torero y es un torero, porque torea muy bien, con capote y muleta, compone muy bien, tiene el temple en sus manos, y anda delante de los novillos con gran naturalidad y elegancia. Todo lo hace con aparente facilidad y gran estética, incluso trasmite un pellizquito. Es cierto que los novillos con los que le he visto fueron buenos, especialmente el que mató en Vistalegre, pero su toreo, a mí al menos, me dice algo, no me deja indiferente, lo que considero fundamental y más en estos tiempos en que los novilleros salidos de las escuelas taurinas tienen tendencia a parecerse unos a otros. Para mí Olga tiene una personalidad muy definida y muy torera.
Ojalá siga por el camino que está emprendiendo, expresándose ante los animales como lo ha hecho las veces que le he visto y llegue a ser figura grande. Ojalá llegue a ser la primera gran figura mujer, un referente -como dijo en el brindis a la presidenta de la Comunidad de Madrid- pues de las que ha habido hasta ahora, algunas han destacado bastante pero gran figura no ha sido ninguna, esa es la verdad.
Por el momento, al menos para mí, lo que le he visto no se lo había visto a ninguna otra y, como decía, lo que me trasmite tampoco me lo habían trasmitido las que vi anteriormente.
En Madrid ha tenido una actuación que ni siquiera había llegado a soñar, pues tener el extraordinario novillo que tuvo, entenderlo como lo entendió, estar como estuvo, tan torera, matarlo como lo mató, cortarle el rabo, en Madrid, que aunque sea Vistalegre y un festival, era Madrid, y al lado de las grandes figuras… ¡ni en el mejor de sus sueños!
Yo, al menos, la voy a seguir con especial atención. Creo que puede valer la pena.
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Sigan a Olga Casado… puede valer la pena
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