Momento de la ceremonia de confirmación del mexicano. (Foto: J.R.Lozano)El mexicano, que confirmaba alternativa, evidenció disposición y mucho valor en una tarde en la que el deslucido juego de los toros de Martelilla, Navalrosal y Domínguez Camacho imposibilitó cualquier atisbo de lucimiento.
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Arturo Macías dejó los únicos momentos destacados del festejo de hoy en Las Ventas. El mexicano, además de confirmar su doctorado, confirmó que posee un valor a prueba de bombas en dos lidias en las que brillaron más sus ganas, su disposición y valor en la cara de los toros que el lucimiento artístico. Con el que abrió plaza, un complicado y violento ejemplar de Martelilla cuya muerte brindó a su apoderado, Antonio Corbacho, anduvo entregado en todo momento en una labor a la que le faltó limpieza -difícil de lograr por la condición del toro- y que contó con un par de sustos para el mexicano, que mató de buena estocada. Con el que cerró plaza, un feo ejemplar de la ganadería titular, aunque a la postre el único potable del encierro, dejó de nuevo otra valiente y decidida actuación. Jugándose la cornada, Macías intentó el toreo primero para acabar metido entre los pitones una vez el toro echó la persiana. Madrid reconoció su esfuerzo y le obligó a saludar una ovación.
Sus compañeros de cartel, Miguel Abellán y César Jiménez, poco o nada pudieron hacer con sendos lotes de escasísimas posibilidades. Abellán se estrelló de primeras con un animal protestado desde su salida por su justo trapío, y de segundas hizo lo propio con otro flojo, soso y deslucido ejemplar de Martelilla. Despachó a ambos con profesionalidad. Por su parte, Jiménez estoqueó en primer lugar un inválido remiendo de Navalrosal -que salió al ruedo en tercer lugar tras ser devuelto por flojo el titular de Martelilla y decidir correr turno el matador- y otro ejemplar de escasas posibilidades de Domínguez Camacho que nunca quiso tomar los engaños por abajo y de verdad. Tanto el uno, como el otro, fueron silenciados al terminar sus actuaciones.
Madrid, 11 de mayo de 2010. Cuatro toros de Martelilla, un remiendo de Navalrosal, que salta en tercer lugar tras ser devuelto el titular y correr turno el matador, y un sobrero de Domínguez Camacho lidiado en quinto lugar. 1º, complicado y violento. 2º, noble. 3º, inválido. 4º, flojo y falto de clase. 5º, deslucido. 6º, a menos. MIGUEL ABELLÁN: Silencio y silencio; CÉSAR JIMÉNEZ: Silencio y silencio; ARTURO MACÍAS: Silencio y ovación con saludos. Entrada: Lleno. Macías confirmó con “Juntaollas”, número 26, de Martelilla, castaño bocidorado de pelo, de 561 kilos de peso y nacido en agosto de 2005.
