La revolera

Sopor…

Paco Mora
lunes 19 de marzo de 2012

Con ganado como el de hoy no tienen la mínima justificación las exigencias del G-10. Sobre todo cuando se deja la bravura en el cortijo…

“Tú lo prefieres fraile Mostén / tú te lo quieres, tú te lo ten”.  Los toros de la factoría Zalduendo gozan de las preferencias de las figuras a la hora de anunciarse en cualquier feria de postín. Los gladiadores ni los huelen. Y como “sarna con gusto no pica”, pues como dice el dicho en román paladino: “San joderse tenía un pito”. Resultado; sopor multiplicado por seis. Lo malo es que el que paga por aburrirse es el público. Descastados, con embestidas atrabiliarias –gracias por el hallazgo Barquerito- algunos de ellos hicieron sudar la camiseta a Ponce, Castella y Saldívar. Pero en el pecado llevan la penitencia. Eso es lo que quieren los mandamases del toreo. Que no se quejen, cuando sus zapatitos de mazapán cambian casta por genio y se comportan como vacas locas.

Los de Alcurrucén no son la fiera corrupia pero tampoco el torito de carril y bobalicón que marcha con pilas Duracell, que duran y duran y se les puede endilgar todo el repertorio de toreo dulce y sin sabor, aunque con mucha técnica y vueltas y revueltas en busca de las palmas. Con los de Fuente Ymbro –lagarto, lagarto- nadie come pipas ni le pregunta al vecino por las notas del nene o por la menstruación dolorosa de la señora.

Con ganado como el de hoy no tienen la mínima justificación las exigencias del G-10. Sobre todo cuando se deja la bravura en el cortijo. Pero como el público es santo, abarrota los tendidos cuando torean los semidioses, y, aunque a regañadientes, continúa sufriendo las consecuencias de la “flor y nata” de una cabaña de bravo en la que también hay ganaderías con casta, bravura y seriedad. Pero los que pueden escoger no las quieren. De momento no nos queda otra que esperar unas horas para ver salir a la arena 6 toros 6 de Ricardo Gallardo.

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