En una temporada más medida en festejos, Roca Rey apostó por Valencia y Valencia no le falló al peruano. En esta plaza se siente como en casa desde el primer día que la pisó. Y con ese amor recíproco pues el resultado no puede ser otro que el que fue: expectación desbordada -este sábado colgó el primer cartel de “No hay billetes” y mañana domingo hará lo mismo- y una salida a hombros rodeado de decenas de aficionados que lo aclamaban y se abrazaban a él sin cesar. Y no fue para menos, porque el peruano respondió a todo el cariño con una gran tarde de toros. Cuajó al bravo tercero y demostró el compromiso de primera figura con el exigente quinto. Fue también la tarde de Alejandro Chicharro, que en la previa decía que estaba preparado para mirar cara a cara a las figuras y lo cumplió. Cortó una oreja y él mismo se cerró la puerta grande con la espada. Y fue también la tarde de Victoriano del Río, que lidió una excelente corrida de toros. Bien comida, seria, rematada y con tres toros excelentes, a uno, el del triunfo de Roca Rey, le dieron la vuelta al ruedo y vino a engrosar un currículum excelente en esta plaza de la divisa madrileña, y los dos del lote de Chicharro, de esos que ahora llaman súperclase.
Roca Rey encendió la tarde en el tercero. Y de qué manera. ¡Vaya dos bravos se juntaron! Ya en el quite del peruano, clásico de su repertorio, dio un vuelco a los corazones del público: la chicuelina engarzada a la tafallera cambiándole el viaje en un golpe de sorpresa que conllevó el ¡ay! y luego la cordobina de remate engarzada a la revolera y la zancadilla del toro. Se hizo el quite el propio Roca Rey con el capote y se levantó como un resorte, como el público, que en ese momento ya lo tenía en su mano. El inicio fue volcánico como lo sería el resto de la faena. Bravo toro y torero en una conjunción de emociones fuertes. Su actuación fue rotunda, ligada en un palmo de terreno, que fue en los medios, donde los bravos torean a los bravos, y de una quietud máxima. En el sitio que se pone el peruano es imposible que los toros no embistan. Pero este victoriano, además, es que embistió mucho y muy buen, con esa manera tan especial de volcar la cara… aguantó el toro la siempre exigente muleta de Roca Rey, pero además lo hizo por abajo y con un grado de transmisión que hacía que la faena no parara de crecer. Completísimo este Frenoso, que fue justamente premiado con la vuelta al ruedo. El sopapo en forma de estocada tras un amago de petición de indulto. Y las dos orejas.
El serio quinto a punto estuvo de llevárselo por delante en los lances de recibo. Se lo dejó crudo en el caballo como en él es costumbre y se creció el toro, que pronto cantó su encastada y mansa condición. Pesaba el victoriano en la muleta, que se arrancaba con todo su poder. En los terrenos de dentro, y recorriendo casi todo el anillo, la faena fue de mucho compromiso, el que exige su posición de figura. Había mucho que torear y apostar, y apostó el torero. La firmeza por encima de todo. Aguantó arreones que tenían su aquel y lo mató de estocada y un golpe de descabello.
CHICHARRO, BUENA ALTERNATIVA
La gran corrida de Victoriano del Río la inauguró un toro de bandera. El de la alternativa de Alejandro Chicharro. Alabardero de nombre, desparramó una clase superior desde el primer lance. En la manera de desplazarse y de colocar la cara en esos compases iniciales se descubrió ya la categoría máxima del victoriano. Sangró mucho en el primer puyazo pero la cosa de los bravos es venirse arriba y este lo hizo desde la apertura de rodillas en los medios del toricantano. Fue el toro ideal para un doctorado. La faena del madrileño, que brindó a sus padres, tuvo la ligazón y el temple como fundamento. Y el toro un ritmo y una fijeza sobresalientes. Como la profundidad en sus embestidas, más si cabe por la mano izquierda. Chicharro lo toreó bien sobre ambas manos y agarró una media estocada y un golpe de descabello que le llevó a sus manos su primera oreja como matador.
En sus manos acabó cayendo el premio gordo. Porque el sexto fue otro toro excelente que redondeó un lote importante. Otro victoriano para paladear el toreo, de una gran clase. El madrileño, que brindó a su alcalde, José Luis Martínez-Almeida, de nuevo se fue a los medios para los apretados cambiados de la apertura que prologaron una faena templada en la que los remates de pecho como broche a las series tuvieron distinción. No le vino grande la tarde en ningún momento y estuvo a la altura de compromiso tan exigente. Su pena fue que no los mató y se le escapó el primer gran triunfo de su carrera.
Y de la dichosa fortuna de Chicharro a la que no tuvo Alejandro Talavante. El segundo, suelto, corretón, hizo caso omiso de capotes y del picador. Dentro de que fue un toro que se dejó, pasaba sin más, desentendido. Talavante lo pasaportó con suficiencia. El cuarto, con el hierro de Toros de Cortés, completó un lote de pocas opciones. No se le puede negar al extremeño que lo intentó, en este y en su anterior, y que incluso a este le robó algún natural suelto de lujo frente a la bondad apagada del animal. Así que entre la condición del toro y el huracán Roca Rey, la remontada se hacía difícil.
Valencia, sábado 15 de marzo de 2025. Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (4º), muy bien presentados y de gran juego en conjunto. El bravo tercero, Frenoso de nombre, número 98, de 551 kilos, nacido en 04/20, negro mulato, premiado con la vuelta al ruedo. Primero y sexto, de gran clase; manso encastado el quinto. Alejandro Talavante, silencio en ambos; Roca Rey, dos orejas y ovación con saludos tras aviso; y Alejandro Chicharro, que tomó la alternativa, oreja tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso; Entrada: Lleno de “No hay billetes”. Saludaron tras banderillear al primero Juan Carlos Rey y Fernando Sánchez; y Antonio Chacón, en el tercero; e Iván García y de nuevo Fernando Sánchez, en el sexto. Alejandro Chicharro tomó la alternativa con el toro Alabardero de nombre, negro mulato, número 140, de 550 kilos, nacido en 02/20.