“Toreo bueno, toreo puro, toreo en todos los tercios y en todas sus versiones: eso hizo Luis Francisco Esplá, como quien no quiere la cosa. Cada una de sus intervenciones constituía una lección de tauromaquia, así fuera para fijar a los toros, para ponerlos en suerte, para entrar en quites, para embarcarlos en el toreo al natural”, escribía el crítico taurino Joaquín Vidal en su crónica de El País.
En el sexto, marcado con el número 148 y de nombre Portillero, hubo un gran quite por navarras de Esplá. En los primeros tramos fue cogido El Califa de forma espectacular y trasladado a la enfermería. “Mandaba la lógica que aliñara y entrase a matar, y sin embargo se echó la muleta a la izquierda. Esplá toreó soberbiamente al natural en dos tandas con mando y temple, como solo saben hacerlo los grandes maestros. Naturales cargando la suerte y de frente le recetó el diestro alicantino, en tandas rematadas por el pitón izquierdo pues por el derecho el toro derrotaba certero. Incluso por el izquierdo se le escapó al toro bronco algún gañafón, que si llega alcanzar al torero lo parte en dos. Llegaron los adornos oportunos y la estocada casi entera en su sitio para acabar con una tarde de emoción, de toros diversos y de detalles torerísimos. Esplá convenció de verdad”.
Tal y como relató nuestro compañero José Luis Suárez-Guanes para Aplausos, el de Alicante “anduvo fácil en banderillas en su primero y correcto ante un toro que se colaba, con detalles de su reconocida torería. Al cuarto lo sacó a las afueras en una brega que fue un dichado de poder. Faena intermitente con momentos lucidos y otros más desdibujados. En el último tramo consiguió unos naturales de frente realmente importantes que calentaron los graderíos y le pusieron el ambiente favorable, pero el pinchar más de la cuenta hizo olvidar sus méritos”.
Óscar Higares no pudo con el segundo de la tarde que fue bravo en el caballo y al que había recibido con una larga a portagayola. Con el quinto, no se centró, anduvo valiente y con la izquierda sacó algunos muletazos de rango.
El Califa “se echó encima al tercero al lancear. El astado se recuperaba en cuanto le dejaba la muleta en la cara y podía el torero enlazar un pase con el siguiente. Falló con la espada. Con el sexto, inició la faena en los medios con un meritísimo pase cambiado, siguió muleteando por alto y al tercer encuentro el toro le pegó una cornada en el muslo derecho de veinte centímetros que alcanzaba el fémur”, calificada por el doctor Máximo García Padrós de pronóstico grave.
Lleno en los tendidos en la sexta corrida del abono de la Feria de Otoño de Madrid. Se lidiaron seis toros de Victorino Martín, de juego diverso, destacando los ovacionados segundo y cuarto, y el bravo sexto, que fue premiado con la vuelta al ruedo. Luis Francisco Esplá (silencio, ovación con saludos tras aviso y dos orejas en el que estoqueó por El Califa), Óscar Higares (ovación con saludos y silencio) y José Pacheco “El Califa” (silencio tras aviso y herido en el sexto).