Corrían rumores por tierras gaditanas que un joven Padilla estaba preparándose en la sombra para intentar ese difícil y ansiado sueño de ser torero. Se trata de Jaime Padilla, hijo de quien lleva el mismo nombre y, en consecuencia, sobrino del diestro ya retirado Juan José Padilla.
No es un hecho que sorprenda, ya que ocurre con cierta frecuencia que dentro de las familias toreras se encuentre continuidad dinástica. En este caso, cabe recordar que el apellido Padilla cuenta como máximo exponente con Juan José, matador de toros de larga trayectoria labrada a sangre, sudor, fuego y no pocas lágrimas, pero también cargada de triunfos importantes que han completado un intachable curróculum; pero también cuenta con Jaime, padre de la nueva promesa, y Óscar, ambos también con largas carreras taurinas como banderilleros y que han formado parte de las cuadrillas de muchas de las figuras contemporáneas. Tres hermanos cuyas vidas se han desarrollado íntegramente dentro del mundo del toro.
Ahora llega el momento de abrir paso a una nueva generación. El joven Jaime debutó vestido de luces el pasado 13 de mayo en Belmez, localidad cordobesa, en una novillada sin picadores que se celebró por la reinauguración de su plaza y en la que cortó una oreja además de dejar, según sus propios mentores, buen sabor de boca y una buena forma de proponer el toreo.
Apenas pasaba una semana y se anunciaba de nuevo en una clase práctica, esta vez en Algeciras, tierra en la que se hizo matador de toros Juan José Padilla allá por 1994, y lo hizo cortando dos orejas con la consecuente salida a hombros junto a Alejandro Núñez Aguado y Juanmi Vidal, también triunfadores. Buen arranque el de este nuevo Padilla que, a buen seguro, centrará las miradas de muchos en sus próximas actuaciones.
Mientras tanto, continúa su formación bajo las órdenes del maestro José Luis Galloso, director artístico de la escuela La Gallosina de El Puerto de Santa María, además de los sabios consejos que padre y tíos puedan aportarle a este incipiente novillero. Habrá que seguirle la estela.