Que sí, que gracias a Don Diodoro, al Curro de Camas y últimamente al genio de La Puebla, el Domingo de Resurrección está situado en la cúspide del calendario taurino, es la fecha más deseada tanto por la torería como por la afición. Sin embargo, y posiblemente gracias al buen ejemplo hispalense, en las últimas temporadas otras ciudades, otros emprendedores del negocio de tauro, otras figuras de fuste están convirtiendo el Sábado Santo, también en fecha idónea para darle lustre al toreo.
De la semilla sembrada por Simón Casas en la emblemática Nimes comenzó a crecer la no menos señera Arles, -¡qué buen ejemplo para los que se empeñan en estigmatizar las fiesta brava como cosa de bárbaros españoles!-, hasta convertirse en una de las clásicas más relevantes de finales de Semana Santa. Por su parte Diputación y Ayuntamiento de Málaga, unidos por el amor a su ciudad, se han subido a la buena ola y decidido programar un festejo dedicado a su hijo predilecto Pablo Picasso. Festejo que edición tras edición va alcanzando aureola y mucho postín. La de este año, ahí está el resultado, primero en la taquilla con el “No hay billetes”, y después en la plaza con la entrega, cada uno por el palo que Dios le ha dado, de los Fortes, Juan Ortega y el incontestable Andrés Roca Rey.
Pero el ejemplo se extiende. También gracias al cariño que el Ayuntamiento de Lorca ha demostrado, primero reconstruyendo la bonita plaza de Sutullena y después potenciando lo propio, en este caso dándole calor al ídolo local Paco Ureña, ha conseguido que este sábado alcance la gloria viendo cómo la plaza se llenaba hasta las banderas para ver triunfar tanto a Ureña como a Emilio de Justo y Diego Ventura.
Y como última muestra de las posibilidades de expansión que tiene la temporada ahí están los festejos de Iniesta y Zaragoza, donde los jóvenes espadas Navalón y Peñaranda, y el novillero Aarón Palacio, sumaron ilusiones a un sábado que resultó ser santo para el toreo.
