La de Cuadri, una cruz más para el monte del olvido en el templo del aburrimiento en que se convierte Las Ventas con ganado de este tipo…
La de Cuadri, una cruz más para el monte del olvido en el templo del aburrimiento en que se convierte Las Ventas con ganado de este tipo. La corrida no ha servido para los toreros, para el público ni para el ganadero. La verdad ni teme ni ofende. Hermosos animales por cierto, magníficamente presentados, pero montones de carne con muy mala leche, como ha sido el caso del sexto. Toros que ni siquiera dieron espectáculo con los caballos, como es habitual en esta ganadería aunque luego con la muleta no den facilidades. Y como Fernando Cuadri es un hombre cabal lo sabe muy bien. Esperemos que los canarios le den más alegrías que los toros de esta tarde.
A Castaño, un sector del público madrileño se ha empeñado en enseñarle a colocarse delante de los toros, y tengo la impresión que esta tarde lo que ha logrado ha sido descolocarlo. Esa actitud revela cierta crueldad cuando se trata de toros como los de hoy, con los que solamente hacer el paseíllo es una hazaña. El rubicundo Iván García no ha tenido materia prima para dejarse ver ni de perfil, y el jienense Venegas anduvo en el de la confirmación aseado, voluntarioso y con ciertas maneras y en el último no tenía más opción que ofrecerse en holocausto. Y lo hizo. Lo que le costó un zamarrazo impresionante, del que salió ileso de milagro. En fin, una tarde sin historia de toreros valientes y tesoneros frente al bicho que picó al tren.