Como en los grandes amores, o las grandes pasiones, pasé con ella por todos los estadios emocionales posibles. Primero sentí curiosidad. Luego sorpresa. Más tarde quise conocerla. A partir de ahí me enganchó su seriedad, su reflexión, su deseo de entender y profundizar en los secretos más atractivos. Me gustó su idea y su forma de masticarla y disfrutarla. Y con la cercanía y el conocimiento me ganó totalmente sin ser perfecta pero tenía y tiene educación, conocimiento, sobriedad, gusto por las cosas bien hechas y el empeño de recuperar las virtudes eternas.
Me refiero naturalmente a ella, a la que acabo de disfrutar en un viaje a Nimes. Me refiero a la tauromaquia en Francia. Me gusta; y encima nos resulta benéfica en todo. En sus esquemas tan racionales, tan maduros, tan justos, tanto para el que va por derecho como para el que intenta venderles una moto. Francia es nuestro paraguas en Europa, es nuestro modelo a la hora de blindar la Fiesta; y nuestra conciencia perdida de los valores eternos de la tauromaquia y la lidia. Ya sé que también tiene sus baches. Pero en general nos aventaja en ventajas. Y no es un trabalenguas.
Francia me gusta y encima nos resulta benéfica en todo. Es nuestro paraguas en Europa, es nuestro modelo a la hora de blindar la Fiesta; y nuestra conciencia perdida de los valores eternos de la tauromaquia y la lidia…
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